jueves, 22 de marzo de 2012

Milagroso Aloe Vera

El aloe vera forma parte de la vida del hombre desde tiempos inmemoriales. Y no es una exageración. Así lo demuestran las representaciones pictóricas de esta planta que aparece en las tumbas y en los monumentos funerarios del Antiguo Egipto (hace más de cinco mil años). 

Incluso, algunos historiadores aseguran que en Sumeria se hallaron tablas de arcilla que datan del siglo XVIII a. C. en las que se describen sus cualidades. Un poco más acá en el calendario, aparece la epopeya de Alejandro Magno (356-323 a. C.), quien conquistó la Isla de Socotra, en el sur de Arabia, sólo porque allí había innumerables plantaciones de aloe capaces de curar las múltiples heridas de los soldados. 

Pero eso no es todo. Esta especie de cactus, de hojas carnosas y muy verdes, con espinas en los bordes y pequeñas manchas de color blanco, fue el secreto de la belleza de la famosa Cleopatra (69-30 a. C.).
 
"Hay más de 240 especies; sin embargo, sólo cuatro de ellas tienen propiedades medicinales, de las cuales la más potente es el Aloe vera barbadensis", explica la doctora Viviana Gallo, directora del Consejo Interuniversitario para la Enseñanza de la Biología. La planta crece en regiones cálidas y secas de Asia, Europa y América. Las hojas contienen un gel transparente compuesto por un 96 por ciento de agua. El 4 por ciento restante lo integran 75 sustancias conocidas, vitaminas A, B, C, E, calcio, aminoácidos y las enzimas que emplea el sistema digestivo. También, incluye una pulpa blanquecina que no debe consumirse.

El poder de la naturaleza

El aloe vera es una de las plantas más populares en la medicina ayurvédica. "Medicina de la longevidad" es un sistema reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su eficacia a la hora de complementar los tratamientos de la medicina científica o alopática. No es la única. "El origen de la mayoría de las drogas que se usan hoy para el tratamiento del cáncer es natural. Los laboratorios obtienen la información de las etnias originarias y de la medicina popular, lo cual les allana enormemente el camino, desde la investigación y desde lo económico", dice el doctor Jorge Alonso, presidente de la Asociación Argentina de Fitomedicina.

"El aloe vera ayuda en la formación de la sangre por medio de la producción de factores de crecimiento que estimulan la médula ósea, es un ‘modulador’ y tiene efectos antiinfecciosos en virus como el que produce el VIH/sida. Es útil en afecciones periodontales y en estrés oxidativo, causante de enfermedad y envejecimiento. Además, equilibra y refuerza el sistema inmunológico", detalla Gallo. Por eso, existen investigaciones que lo vinculan con la posibilidad de curar el cáncer. "Se sabe que con esta enfermedad nuestro sistema de defensa no reconoce como agresor a la célula tumoral y la deja seguir creciendo. Al mejorar la parte inmunológica, algunos productos naturales (como la uña de gato o graviola) levantan las defensas propias del organismo e impiden que la célula se siga desarrollando", explica el doctor Hugo Golberg, profesor de Fitoterapia de la Universidad Maimónides.

El aloe tiene propiedades que están establecidas científicamente. El gel es muy bueno para la gastritis y las úlceras gástricas. Por vía externa, actúa como cicatrizante y humectante cosmético. Incluso es efectivo en el asma bronquial, porque mejora la aireación en pacientes con broncoespasmos.

Algunas recetas
  • Para la caída del pelo: luego del lavado, colocar el gel del aloe vera sobre el cuero cabelludo, dejar una hora y enjuagar.
  • Para mejorar la mucosa digestiva y las hemorroides: consumir una cucharada sopera del gel transparente del aloe, con el estómago vacío de al menos dos horas y esperar dos horas para consumir alimentos.
  • Crema hidratante: mezclar 150 ml de aceite (de sésamo para piel seca, de almendras para piel normal, de jojoba para piel grasa y de ghee para piel madura), 2 cucharadas soperas de gel de aloe, 30 g de manteca de cacao, y agua destilada de rosas.
  • Para el cáncer: no está científicamente comprobado, pero quienes probaron esta receta del sacerdote franciscano Fray Romano Zago aseguran que ayuda a contrarrestar los efectos negativos de la quimioterapia y los rayos. Se necesita 1/2 kg de miel pura de abejas, 2 pencas grandes de aloe; 3 cucharadas de coñac, whisky o tequila. Quitarles el polvo y las espinas a las pencas, cortarlas, introducirlas en una licuadora y procesar hasta lograr una pasta viscosa. Tomar una cucharada grande, 3 veces por día, 15 minutos antes de cada comida.
Fuente: revistasusana.com

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