sábado, 5 de diciembre de 2009

Vino & sushi

Luego de una larga investigación y de haber probado el sushi con todas las bebidas recomendadas como óptimas, la sommelier Silvia Ramos de Barton, asegura que el vino dulce es la que mejor marida con la especialidad japonesa.

Mi primer contacto con el sushi

El 12 de julio de 1988, el día que cumplía 22 años, subí por primera vez a un avión rumbo a Japón. Me esperaban 36 horas de vuelo y llegar al día siguiente de mi partida, fue toda una experiencia temporal. Mi viaje se trataba de una Convención Mundial de Jóvenes Unidos por la Paz Mundial. Llegué al hotel 5 estrellas Keio Plaza Hotel de Tokyo. Su belleza me conmocionó y jamás podré olvidarlo al igual que a la ciudad.

Entre convenciones, discursos y cenas, llegó la invitación a participar de la inauguración de un restó 5 estrellas en plena ciudad de Tokyo. En esa ocasión probé por primera vez el sushi, la sopa de aletas de tiburón y miles de exquisiteces que ya no recuerdo. La inauguración consistía en un show hecho por un Sumo, quien vestido con sus atuendos tradicionales, emitía un grito en en su idioma gutural, levantaba una mano con un martillo de madera y lo hundía en un barril que contenía sake: bebida alcohólica que proviene de la fermentación del arroz.

En mi mente, quedó bien claro que el maridaje para el sushi era el sake. Sin embargo, años más tarde, luego de volverme sommelier, me seguí preguntando sobre el verdadero maridaje que no tenía por qué ser siempre regional.

Tras la sensación de plenitud

Invertí dos años de mi vida y mi profesión en busca del maridaje perfecto para el sushi. El sake nunca me había resultado el mejor y si bien la cerveza se le acercaba, presentí que debía haber alguna bebida que se casara con la comida japonesa "para siempre".

Comencé con el sake, té verde, tragos con sochu, cervezas nacionales, extranjeras, vinos como el Torrontés, Sauvignon Blanc, Viognier, jerez seco, espumantes Extra Brut y finalmente, cervezas japonesas. Ninguna bebida me hacía sentir lo que hace sentir un cantucci con un passito, un foie gras con un sauterne o una empanada salteña con un Torrontés. No me rendí y volví a empezar, esta vez tomando notas.

Eliminé los vinos blancos y secos en la primera vuelta, ya que el maridaje no potenciaba los rolls tan salados. Cada uno tenía su propio protagonismo y no había unión.

Seguí por los maridajes regionales y comencé con el té verde: el amargor del té y el salado del sushi no ensamblaban. Seguí con el sake y si bien mejoraba en armonía, no era perfecto (además es una bebida de sabor adquirido, no muy agradable para paladares occidentales). Unos meses más tarde, pedí en un restó de Belgrano, un espumante Extra Brut. El choque era tremendo, muy seco con muy salado, muy chispeante y frío con caliente y suave.

Finalmente, llegué al maridaje que nunca desentona: la cerveza japonesa. El frescor y el toque pesado del lúpulo de la cerveza con el salado, mejoraba el maridaje ampliamente, pero aún no era el que provocaba el vuelo sensorial. Además recordemos que la cerveza es fácil de maridar con comidas extravagantes o picantes. Siempre queda bien.

Habiendo invertido mucho dinero, un año más tarde me dije: "Si el maridaje por excelencia es la Coca-Cola con papas fritas, (bien dulce con bien salado) ¿por qué no probar un vino bien dulce con el sushi?". Habiendo encontrado el camino perfecto me dije: "con burbujas, espumante dulce!".

Elegí "El Plata Rosé Dulce" de Bodega Los Robles, 70% Malbec y 30% Chenin. Ante mi total asombro, invité con este mismo espumante a 5 personas más, no entendidas en el tema pero amantes del sushi. Fue la misma noche que conocí el sushi de Moshi-Moshi. Callé sin decirles nada esperando su reacción y fue la que esperaba. Todos comenzaron a expresar lo que sentían al degustar estos exquisitos rolls bien salados con este espumante dulce tan armonioso y delicado.

Repetí la experiencia con el público en general, el pasado 11 de setiembre, durante la Clase Magistral de Vinos Dulces del Mundo, organizada por el blog Vinos & Arte, del cual soy una de las socias. Nos acompañó Moshi-Moshi y el espumante elegido fue Santa Florentina Dolce de 100% Torrontés Riojano de la Bodega Coop.

Conclusión: Cuando un maridaje es perfecto, sólo quedan las sonrisas y la felicidad de estar viviendo una experiencia sensorial sin precedentes y eso es lo que genera el espumante dulce con el sushi.

Fuente: Area del Vino

El perfil:

Silvia Ramos de Barton es sommelier y directora del blog de vinos de Argentina www.elartedelvino.com. También dirige Vinos & Arte Eventos Sensoriales www.blogdevinosyarte.blogspot.com y es socia gerenta de Lotería Vitivinícola www.loteriavitivinicola.com.ar

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